Es un castro singular debido a su ubicación, ya que la mayoría se encuentran en el interior, bien en zonas altas o en valles fluviales, donde explotar los recursos naturales, y siempre en lugares estratégicos que les permitían tener visibilidad de su entorno, con fines defensivos, y encontrar el abrigo de los vientos fríos y la lluvia.
Este castro marítimo, comparte con el resto la elección de un territorio privilegiado para sus fines, ya que contaban con el terreno propicio para obtener su medio de subsistencia y asegurar su seguridad.
El castro Baroña, se encuentra junto a la localidad de Porto do Son, en la provincia de Pontevedra, en una pequeña península.
Otra particularidad que le diferencia es tener dos núcleos de construcciones, uno inferior y otro superior, que fueron habitados cronológicamente en ese orden, separados entre sí por una muralla y ambos rodeados por otra triple muralla, para defender la vía terrestre. El flanco marítimo se defendía por sí solo gracias al acantilado. Además existen restos de otra muralla previa, en el itsmo.
Todas las casas son circulares, pequeñas y próximas unas a otras, aprovechando al máximo el pequeño espacio de la península.
La vida de los pobladores también difería de los de tierra adentro en el modo de vida. En el castro Baroña se han encontrado restos de útiles y de animales marítimos que indican que, además de la agricultura y la ganadería, explotaban la pesca.
Al parecer el castro fue romanizado en el S. I, pero continuó habitado hasta la época de los suevos.
En el pueblo de Porto do Son hay un centro de interpretación donde explican el nacimiento y evolución del castro.
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