UNA VUELTA POR NORUEGA
A finales de junio es una buena época para visitar Noruega porque el tiempo es muy estable y puedes disfrutar de las bellezas naturales en todo su esplendor.
Nuestra primera visita fue Bergen
Se trata de una de las ciudades más bonitas de Escandinavia. Cuenta con un centro histórico magnífico, en el que destaca el Bryggen (muelle) con sus casas de mercaderes que se establecieron allí desde el siglo XIV, y que en muchos casos han sido restauradas por haber sufrido incendios.
No hay que perderse sus "calles" y "placitas" interiores para comprobar que allí todo es madera, el suelo y toda la estructura de las viviendas.
Después es obligado darse un paseo por el mercado de pescado y probar alguno de los productos, o quedarse a comer en una de sus terrazas, y callejear por las calles adyacentes, que tienen el encanto de conservar su aspecto genuino.
Por último, otro de los sitios característicos es su mirador desde el monte Floyen, al que se sube en funicular. Las vistas son inmejorables y te encontrarás acompañado siempre por un montón de turistas tomando las mejores fotos a vista de pájaro. Y si además tienes la suerte de tener un día despejado como el que nosotros tuvimos, se puede ver el final del fiordo en su salida a mar abierto...
Dejamos atrás la ciudad y nos encaminamos hacia Flam. En el camino, la naturaleza nos ofrece paisajes preciosos, con lagos, montañas, o cascadas como Tvindefossen, en el Valle de Voss.
Al final de la tarde, una casita de madera muy confortable nos esperaba en medio de un bello paraje rodeado de montañas, atravesado por un río impetuoso y con la guinda de una cascada enorme, todo delante de nuestros ojos.
A pesar de estar aún muy al sur, en estas fechas la noche no se oscurece totalmente, sino que hay una especie de penumbra que da paso nuevamente a la luz de la mañana.
2º día:
Este día también nos esperan lugares muy interesantes. En primer lugar, muy cerca de Flam, el mirador Stegastein, en lo alto de la montaña en cuya falda se encuentra Aurland. Después de subir un montón de curvas, llegamos a la plataforma que nos ofrece un paisaje magnífico, sobre el fiordo Aurlandsfjord. Da la sensación de que estás asomándote suspendido en el aire, y tienes Aurland a los pies, y a continuación el fiordo cuya vista se pierde al fondo.
Este tipo de miradores se pueden encontrar a lo largo del país, en diversos fiordos, y rivalizan en belleza tanto por la obra en sí como por el paisaje que puedes contemplar desde ellos.
A continuación teníamos en nuestro itinerario visitar la iglesia de madera Borgund, la más representativa de las stavkirke medievales, y la mejor conservada. Pero antes tenemos que atravesar un larguísimo túnel, de 26 km. de largo. Éste es el más largo que hemos pasado, y los pequeños son tantos que se pierde la cuenta.
Llegamos a Borgund, y en medio de una pradera aparece la iglesia, que llama la atención por la monumentalidad, teniendo en cuenta que estas iglesias son muy pequeñas,y están construidas íntegramente de madera, con sus seis niveles de tejados escalonados. El interior es muy pequeñito, con su altar y el lugar de culto, y está rodeado por un coqueto pórtico. La puerta es también preciosa, y todo lo que alcanza la vista está labrado haciendo figuras geométricas, sin que haya un centrímetro liso.
Dejamos atrás Borgund y nos vamos dirección Olden, camino del embarcadero donde tenemos que coger un ferry.
Después de desembarcar nos proponemos rodear el fiordo Sognefjord hasta situarnos frente a Balantrand. En medio del camino nos encontramos con otra stavkirke, del siglo XII, en Kaupanger. Después seguimos camino y saliendo de Hella volvemos a sorprendernos con una enorme cascada que cae junto a la carretera. Tiene 120 metros y se llama Kvinnafossen.
Estamos un rato disfrutando de la vista del fiordo y el paisaje que rodea Balastrand, y seguimos camino a nuestro destino, cuando unos kilómetros antes de llegar se presenta ante nosotros, a un palmo de distancia, una lengua del glaciar Jostedalsbreen, suspendida de la montaña.
Fin del día, al lado del Innvikfjorden, en un nuevo remanso de paz.
Día 3º
Hoy vamos a visitar el glaciar Brikdalsbreen en primer lugar. Para ello salimos de nuestra cabaña temprano y nos dirigimos hacia allí rodeando dos lagos paradisíacos. La carretera va bordeando sus aguas y nos va presentando al fondo el fiordo. El color de estos lagos es de un azul verdoso transparente que ejerce de imán a nuestra vista. Nos encontramos con varios campings en los que no importaría perderse una temporada.
Llegamos al aparcamiento y en los paneles nos señalan la senda para subir hasta los pies del glaciar. A medio camino una gran cascada cae con tal fuerza que esparce agua al pasar al lado.
Ya en el lago, disfrutamos de la vista del glaciar y observamos algunos de los trozos de hielo que flotan en él, redondos como cantos rodados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario